Transgénicos: ¿una solución o un problema?

Comencemos por formularnos unas preguntas: ¿Qué son los alimentos transgénicos? ¿Por qué es importante que me entere de este tema?

Los alimentos transgénicos son una especie de híbrido, para llamarlo de alguna manera, originados mediante una manipulación genética. Se trata de la introducción de una proteína de una especie en otra (indiferentemente de si es de origen animal o vegetal), obteniendo así un producto protéico o enzimático utilizado como herramienta en una determinada actividad.

Hace poco, un nutricionista me citó a modo de ejemplo el caso de una semilla que se obtiene de la inoculación en el ADN del maíz de un gen de la gamba (crustáceo que crece en aguas heladas). Este tipo de cultivo resistiría climas muy fríos y gozaría de otras súper adaptaciones al medio. ¿Maravilla o aberración? Llámenlo como quieran, pero a mí me hace recordar un poco a la película “The Fly” (La mosca) de David Cronenberg.

transgénicos the fly

Ante mi asombro e incredulidad ante esto, recurrí a un amigo biotecnólogo, Aníbal J. Goñi. Este, me comentó al respecto que no tiene constancia de esta hibridación entre maíz y gamba pero que tampoco lo sorprendería. Sí certifica que se busca alterar cultivos con mejoras genéticas, a lo que agrega que cada vez existen más variedades de vegetales y animales transgénicos. Según Goñi, el objetivo de estos es aumentar la producción, sembrar en épocas del año o zonas no aptas o bien aumentar la calidad nutricional del alimento.

Como ejemplos ha citado: 

  • Un tipo de soja transgénica capaz de resistir al glifosato, célebre agroquímico altamente tóxico que impide el crecimiento de todo tipo de plantas, competidoras de espacio y nutrientes, que si bien es resistido por este tipo de soja puede resultar riesgoso para la gente que lo manipula o vive en cercanías a campos cultivados por esta.
  • El arroz dorado, al que le ha sido subsanado alguna deficiencia nutricional por medio de biotecnología, incrementando niveles de B-caroteno, un precursor de la vitamina A.
  • Una especie de vaca transgénica que produce en su leche hormona de crecimiento humano, que luego es aislada para tratar pacientes con ciertas patologías, como por ejemplo el enanismo hipofisario. Dentro del mismo proyecto, «Tambo Farmacéutico», también se ha desarrollado una vaca genéticamente manipulada con el objetivo de obtener insulina para el tratamiento de pacientes diabéticos. Estos dos casos se llaman Dinastía Pampa y Dinastía Patagonia, respectivamente.
  • La producción de fármacos y vacunas a partir de bacterias, virus y levaduras genéticamente modificadas con fines diversos.

También cierto es que ya son muy extendidos los cultivos de vegetales transgénicos -181 millones de hectáreas hasta el 2014-. Este tipo de plantas, debido a la manipulación por la que se originan, son capaces de resistir granizos y nevadas o ciertos productos químicos -como el que mencionamos, glifosato- predominantes allí donde otras plantas no son capaces de dar batalla.

Una de las preocupaciones concernientes a los cultivos transgénicos es que podrían revestir un peligro inminente a nivel del ecosistema. Goñi advierte sobre esto: «El verdadero problema es que los transgénicos están ganando demasiado terreno sobre los naturales. Todos los días se talan miles de hectareas de bosques habitados por especies de flora y fauna para plantar soja, por ejemplo. Además, cuando llueve la tierra transformada para el cultivo, no absorbe la misma cantidad de agua que el bosque y se producen las inundaciones actuales. Con el tiempo toda esa agua que no se absorbe hará que las tierras se trasformen en desiertos.”

Por otra parte, otra linea lógica acompaña a las sospechas. Se están creando especies nuevas, inexistentes en la naturaleza, con una alta capacidad de resistencia al medio, consecuentes de las ventajas evolutivas con las que son concebidas. Estas neo especies, como otros vegetales, se diseminan por la polinización natural. Debido a esto, lo que hoy puede iniciarse como un cultivo aislado de plantas transgénicas, corre riesgo de multiplicarse sin control. Como resultante, a mediano plazo, estos transgénicos pueden llegar a ser la especie predominante, sin saber que va a pasar con el resto de la flora. ¿Hay posibilidad de que esto pase? Desde el sentido común, podríamos responder que sí.

A nivel orgánico humano, todavía no hay estudios fiables o concluyentes que relacionen enfermedades o problemas de salud con transgénicos. Esto es algo relativamente nuevo en el mercado y en la industria alimentaria, por lo que para realizar afirmaciones, falta investigación. Todavía no sabemos qué efectos reales, a largo o mediano plazo, puede tener en el ser humano, si es que los tiene. Cabe aclarar que la mayoría de estudios que hay al respecto son financiados por las mismas empresas productoras de transgénicos; grandes multinacionales, monopolios con un poder económico e influencia política bestial, lo que nos podría hacer sospechar de estos.

transgénicos

Preocupa también que pueda ocurrir con la proteína del transgénico, totalmente modificada por esta alteración genética. Es algo artificial, diferente, y no sabemos qué efecto puede tener a nivel estructural humano, enzimático, o de absorción. Ante el impacto en la salud humana Goñi aclara: «hay ciertas reglas que debe cumplir un alimento transgénico para el consumo humano, por ejemplo, no portar resistencia a antibióticos de uso común en medicina. Depende de que proteína se trate, si está bien diseñada o extraida de la especie donante, no debería, en teoría, hacer ningún daño a la salud. Es un condicionante también la parte operativa de las personas que lo manipulan, de su ética y de los organismos que controlan estas actividades. Sé de biotecnólogos que trabajan presionados y cometen todo tipo de errores a propósito para ganar tiempo. Hay que tener en cuenta que construir un transgénico puede llevar varios años y millones de dólares de inversión  y la obtención de resultados satisfactorios no siempre es garantizada.”

Otro concepto que hay que referir es el de la propiedad intelectual de este tipo de cultivos. Estas semilla de algo nuevo, pongamos un maíz x, está patentado por la multinacional que la produce y pasa a ser propiedad de la misma. Si la quiero utilizar tengo que comprar los eventuales derechos y licencias. Y recordemos el hecho de la polinización natural y como esto puede causar lagunas o conflictos legales además de ecológicos.

Ante toda esta información y desde la lógica y el sentido común, ¿qué podemos decir? Como mínimo precaución. Ya existe un amplio abanico de este tipo de alimentos. Tal vez sean una sustancia mejorada, para el bien del consumidor o tal vez todo lo contrario. Estamos hablando de algo que no existe en la naturaleza. Es algo introducido por el hombre. Ni siquiera está debidamente investigado y se realiza única y exclusivamente por intereses comerciales, económicos y financieros. Eso de que los transgénicos están hechos para resolver el hambre del mundo o el cambio climático también es cuestionable. Según Goñi, un mal necesario tal vez: «Hoy en día si no existieran los transgénicos no alcanzarían las tierras fértiles para plantar lo suficiente como para alimentar a la población mundial; es decir, ya no hay vuelta atrás.”

Como consumidores deberíamos, al menos, exigir que los alimentos o productos derivados que contengan transgénicos estén debidamente señalados en la correspondiente etiqueta, para así poder decidir si queremos comprarlos o no.

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*foto de Carlos Aledo vía Pinterest