Yin Yoga explicado para principiantes

Tantra Yoga y Medicina china en una disciplina: todo lo que acontece en el universo se rige bajo las leyes del Yin y el Yang. En el pensamiento taoísta, el Yin y el Yang pueden describir la relación que existe entre dos elementos.

Yin es el aspecto estable, inmóvil y oculto de algo. Representa oscuridad, pasividad, quietud, receptividad, flexibilidad y contracción. Simboliza lo femenino, la tierra, el agua y la luna.

Yang hace referencia a lo cambiante, lo que está en movimiento y es revelador. Representa la actividad, la luz, la resistencia y la expansión. Simboliza lo masculino, el fuego, el cielo y el sol.

También se entienden el yin y el yang por polaridades de frio-calor, abajo-arriba, calma-dinamismo,  respectivamente.

 

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Es importante comprender que Yin y Yang no son excluyentes el uno del otro, sino más bien complementarios entre sí. Son fuerzas interactivas, dependientes y potencialmente intercambiables.

El sistema nervioso funciona, por poner un ejemplo, como la teoría del Yin y el Yang del Tao. El sistema nervioso autónomo se encarga de regular las funciones corporales involuntarias como: la digestión, la actividad respiratoria y cardiovascular, la excreción de orina o la función sexual; tiene a su vez dos “fuerzas” contrapuestas que son el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático.

El sistema nervioso simpático da respuesta a necesidades inmediatas frente a situaciones de peligro o interpretaciones de amenaza; nos prepara para la lucha o la huida. El ritmo cardíaco se acelera, se corta la digestión, se tensan los músculos, cambia la dilatación de nuestras pupilas, dando una respuesta Yang ante las situaciones.

El sistema nervioso parasimpático responde más a necesidades de relax y recuperación. Permite al organismo funcionar en ahorro de energía o de homeóstasis y generando mayores sentimientos de propiocepción (la percepción de sí mismo) ofreciendo así un efecto Yin.

Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el yoga?

Yin yoga: 5 puntos iniciales para comprenderlo

La culturas milenarias del Yoga, el Taoismo y el budismo (así como otras culturas ancestrales) comparten visión. Todas estas corrientes de pensamiento, ciencia y costumbres, profesan los mismos conceptos.

Primeramente debes saber que lo que más se ha popularizado es la práctica Yang de Yoga. Esto quiere decir que son prácticas activas, de movimientos dinámicos, acompañados de la respiración. Podríamos mentar el Astanga, las clases de Rocket y toda esta serie de prácticas que incluyen muchos vinyasas (transiciones) entre las asanas (posturas) generalmente exigentes a nivel físico.

 

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El Yin Yoga es de naturaleza pasiva, lunar, manteniendo posturas (que su gran mayoría ejecutas tumbadx o sentadx) de 3 a 5 minutos. Es una práctica dirigida a estimular los tejidos conectivos profundos del cuerpo (fascias) y no los músculos directamente.

Podrías pensar que requiere poco esfuerzo, pero te equivocas. Mantener una postura por mayor tiempo requiere el esfuerzo de NO-HACER, y es ahí donde está el mayor reto.

El Yin Yoga es una invitación para observar en mayor profundidad tu mundo interior. Comenzando por conectarte con tus vísceras, con tus órganos. Te otorga la oportunidad de ser testigo en quietud de lo que acontece en tu cuerpo, tu mente y tu corazón al mismo tiempo.

El Yin Yoga se basa en tres principios: límite cómodo en las posturas, encontrar quietud y mantener el suficiente tiempo el asana.

Es una práctica donde utilizamos la postura para llegar al cuerpo.

Ahora bien, las 5 claves para comprender mejor al Yin Yoga son:

Sus beneficios

 Las posturas de Yin Yoga liberan y relajan los músculos, pero su real trabajo va dirigido a los tejidos conectivos profundos (fascias), quienes sostienen y estabilizan los músculos y las articulaciones.

Estos van perdiendo elasticidad por sedentarismo, sobrecarga de ejercicio, estrés emocional o el paso del tiempo (envejecimiento) dando sensación de rigidez, dolor o movilidad limitada en las articulaciones.

Al practicar Yin Yoga, se refuerzan las fascias para hacerlas más flexibles y así fortalecer los ligamentos que sostienen las articulaciones, ayudándote consecuentemente con tus prácticas yang y en tu vida cotidiana.

Además, las prácticas yin preparan nuestro cuerpo para sentarnos más cómodamente durante períodos largos sin sufrir de tantas consecuencias.

Por otra parte, no podemos dejar de mencionar sus enormes beneficios para el cuerpo energético. Si bien en estos textos no entraremos en detalles de nuestra anatomía energética, podemos sí comentar hoy que la práctica del Yin Yoga estimula y desbloquea canales energéticos (meridianos para el Taoísmo, nadis para el Yoga), mejorando así nuestra vitalidad y el equilibrio de nuestro cuerpo-mente.

Lo que pasa en tu mente

Al ser una práctica pasiva y de quietud, se genera mayor espacio para el tiempo mental y es ahí donde encuentras uno de los retos del Yin Yoga.

 

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Lo mejor que puedes hacer es aprovechar el momento para compartir contigo mismo  el momento presente. Mirar hacia adentro. Simplemente dejarte ser en relación a lo que estás pasando justo en el momento de tu postura. Conectar con tu cuerpo y así dejar el dominio del neocortex a un lado.

Puedes practicar meditación a través de Yin Yoga. No suprimes tus pensamientos, sino te enfocas en observar tu cuerpo. Qué sucede con él en la postura, qué se libera, qué se contrae, eso tiene algo que ver con tu cuerpo emocional, date el tiempo de explorarte mientras sostienes la postura. Se trata de sentir(te).

La clave fundamental es llevar la atención a tus procesos respiratorios. La respiración es el puente entre mente y cuerpo.

Ojos abiertos o cerrados

Si eres principiante, elige mantenerte con los ojos cerrados para evitar cualquier distracción externa y así adentrarte más fácilmente a tu mundo interno.

Sin embargo, no es un regla de oro, mantenerte con los ojos abiertos o cerrados dependerá de cómo te sientes más cómodo en la práctica.

Cómo debe ser la alineación

 Hay reglas diferentes al yang yoga en cuanto a la alineación. Recuerda que el Yin va dirigido a los tejidos conectivos profundos.

Debes tomar en consideración tu biografía (historial personal de lesiones y/o traumas) y tu biología (composición esquelética específica, tu funcionamiento articular general y tus funciones orgánicas). Por lo tanto, la alineación correcta dependerá netamente de las diferencias individuales.

 

 

Es importante percibir la sensación de que se está realizando el trabajo en el área. En el Yin no importa tanto la forma: Lo que lleva el peso de práctica es la experiencia somática. Tus sensaciones.

 Cómo sabes que estas progresando

En el Yin Yoga no hay una carrera por lograr los objetivos. No se trata de alcanzar una máxima expresión de la postura o de ningún tipo de destreza o perfomance.

Importa cómo tú te relaciones con tus percepciones. Recuerda que es un trabajo de mucha auto-observación. El Yin te aportará además de flexibilidad, una mejor respuesta de tu sistema nervioso parasimpático (con la enorme importancia que esto significa). Parar las fluctuaciones de la mente, y esto, es Yoga. Lo afirma Patañjali.

 

Textos de referencia:

“El Tao de La salud, el Sexo y la Larga Vida”, de Daniel Reid – enlace: https://amzn.to/3cQmCzL

“Guía completa de Yin Yoga: Filosofía y Práctica” de Bernie Clark – enlace: https://amzn.to/39IUQmM